Esta semana, Chipotle Mexican Grill anunció sus planes para entrar a un mercado que, en teoría, debería conocer muy bien: México. De la mano de Alsea —empresa que opera franquicias como Starbucks, Domino’s y Burger King en América Latina y Europa—, la cadena de burritos planea abrir sus primeros restaurantes en México a principios de 2026.

La apuesta no es menor. Taco Bell ya intentó dos veces vender su versión de comida mexicana en México, sin éxito. Para Chipotle, la diferencia está en su propuesta de ingredientes frescos, preparación personalizada y un formato más alineado con las tendencias actuales de consumo.

El anuncio llega en un momento de desafíos para el sector de restaurantes de comida rápida. Aunque Chipotle reportó resultados mixtos en el primer trimestre de 2025 —con ingresos de 2,880 millones de dólares, ligeramente por debajo de las expectativas de analistas—, la cadena sigue creciendo. Sus ventas comparables bajaron un poco debido a la cautela de los consumidores en un entorno económico incierto, pero la apertura de nuevas sucursales ha impulsado sus ingresos un 6.4% respecto al año anterior.

Actualmente, Chipotle opera más de 3,700 locales en Estados Unidos y algunos mercados internacionales como Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia y Medio Oriente. México representa un nuevo reto, pero también una oportunidad clave en su estrategia de expansión global.

El tiempo dirá si Chipotle logra conectar con el paladar mexicano, donde otros han fallado.

Fuente: Fast Company

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