Durante décadas, la existencia de enigmáticas partículas “fantasma” ha intrigado a los físicos, planteando preguntas fundamentales sobre la naturaleza del universo. Ahora, un equipo de científicos cree haber desarrollado un método para demostrar su existencia.
El Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) ha dado luz verde a un experimento innovador diseñado para buscar evidencia de estas misteriosas partículas. Este nuevo instrumento, conocido como Búsqueda de Partículas Ocultas (SHiP), promete ser mil veces más sensible que sus predecesores en la detección de estas partículas.
En contraste con los métodos convencionales que implican hacer chocar partículas entre sí, el SHiP empleará una estrategia diferente. En lugar de ello, dirigirá las partículas hacia una superficie sólida, aumentando así las posibilidades de detectarlas.
¿Pero qué son exactamente estas partículas “fantasma” y por qué son tan esquivas? Según la teoría actual de la física de partículas, conocida como el Modelo Estándar, el universo está compuesto por una familia de 17 partículas fundamentales. Sin embargo, hay indicios de que estas partículas solo constituyen el 5% del cosmos visible, sugiriendo la posible existencia de otras partículas, las cuales han sido denominadas como partículas “fantasma” u “ocultas”.
Se cree que estas partículas fantasmales, que podrían ser duplicados de las partículas del Modelo Estándar, son extremadamente difíciles de detectar debido a su escasa interacción con la materia ordinaria. No obstante, la teoría sugiere que ocasionalmente pueden desintegrarse en partículas convencionales, lo que brinda la posibilidad de detectarlas.
El profesor Andrey Golutvin, líder del proyecto SHiP, ha expresado que este experimento marca el inicio de una nueva era en la búsqueda de partículas ocultas, con el potencial de resolver importantes enigmas en la física de partículas.
Los investigadores explican que la detección de estas partículas requiere equipos especialmente diseñados, ya que pueden viajar distancias considerables antes de desintegrarse y revelar su presencia. Por lo tanto, los detectores del SHiP se ubicarán a una distancia mayor que en los experimentos convencionales.
El SHiP se construirá dentro de las instalaciones existentes del CERN, aprovechando infraestructuras preexistentes para minimizar costos. Este proyecto se llevará a cabo simultáneamente con otros experimentos del CERN, como el Gran Colisionador de Hadrones, que ha estado explorando el universo desde su finalización en 2008.
Aunque el futuro colisionador circular del CERN, estimado en US$7.000 millones, aún está en fase de planificación y no alcanzará su máximo potencial hasta 2070, se espera que el SHiP comience su búsqueda de nuevas partículas en 2030, a un costo significativamente menor de alrededor de US$120 millones. Los científicos concuerdan en que se necesitan diversas estrategias para explorar todas las posibles opciones y desentrañar los misterios del universo.